En el baño de la facultad

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Soy muy ardiente y toda mi locura por el placer me ha llevado a meterme de todo y casi a diario en el baño de la facultad. Al principio lo hacía al escondido cuando en el baño no había nadie, me encerraba en cualquier cubículo sanitario, sabiendo que en ese momento estaba sola, me movía la tanga a un lado y comenzaba a disfrutar, algunos días con los dedos, pero otros días llevaba cualquier cosa que hiciera de consolador. Cada vez me hacía más y más fuerte mordiendo una toalla ahogando mis gemidos para que nadie me escuchara hasta que me venía.